Un día, al regresar al monasterio y cansado de despertar conciencia en la toma de
su pueblo, de repente se encontró con un espectro que salió del camino, era tan fuerte su
presencia que le sacó de su estado de meditación y compasivo y el espectro, dijo:
- Necesito que me escuches, tengo tantas penas y dolores.
La húmeda miraron y no dudaron en decir:
- Volver lejos de mí, reconozco el diablo y la presencia oscura a su alrededor, no me
engañar, por lo que de marcha atrás.
La presencia se disolvió en una segunda y aliviado monje siguió su camino hasta la
cima de la montaña donde se encontraba el monasterio.
Al otro lado de la gran puerta del monasterio estaba esperando a su amo y él la
Ella le preguntó que había hecho en el día. El monje compasivo le contó su experiencia
Había estado en la carretera, al final de su historia vio la cara macilenta de su sabio maestro
miramos con profunda tristeza y dijo:
- Mi querido amigo, creo que tenemos que volver a nacer de nuevo y muchas más vidas, lo siento, no hay
que ha aprendido el más fundamental.
El monje preguntó con incredulidad:
- ¿Pero lo hice? y el maestro respondió:
- ¿No lo sabía reconocer la presencia luminosa de Buda detrás de esa sombra.
Muchas veces están tan preocupados por nuestro crecimiento y nuestra iluminación, que
no somos capaces de ver nuestros hermanos y existe en cada ser la presencia de Buda.
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